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Date Posted:02/06/2009 6:14 AMCopy HTML



   





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De lo tangible... a la fe
 
 
 
PARTE II
  
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Los discípulos son atraídos hacia la fe 

Entonces, sigue el relato, versículo 28: "Llegaron a la aldea adonde iban..." Unos once kilómetros, seguramente unas dos horas de camino. Durante estas dos horas fueron escuchando la palabra a través de los profetas, los salmos. "Llegaron a la aldea... y él hizo como que iba más lejos". Los probó otra vez. Hizo como que él iba más allá. ¿Qué reacción van a tener? "Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos". Entró, pues, a quedarse con ellos. Al final, vamos a considerar esta frase, que el Señor entró y se quedó con ellos. 

Pero, pensemos por un momento. Lo que menos ellos esperaban era ver al Señor Jesús, porque ellos no creían que podía haber resucitado. Pero a esa altura, después de haberlo oído, después de haber escuchado la fe que ese hombre tenía, después de haber oído las palabras que ese hombre les estaba hablando, ellos le obligaron a quedarse. No le dejaron alternativa: "Te tienes que quedar". Consideremos que todavía no lo ven, todavía no lo reconocen. La fe todavía está fuera de ellos, están aferrándose de la fe que tiene otro hombre. Aquí apareció este 'Otro', lo digo entre comillas porque nosotros, que conocemos la historia, sabemos que esa persona era el Señor. Sin embargo, en el concepto que ellos tenían, necesitaban aferrarse de algo, y aquí encontraron un hombre en quien aferrarse. Todavía no tenían la fe encendida dentro, todavía la fe estaba en Otro hombre. 

Hermanos, aquí hay una palabra para nosotros. ¿En qué, o en quién está basada la fe tuya o nuestra hoy día? ¿Será que todavía nosotros necesitamos ver muchas cosas? ¿Será que necesitamos aferrarnos de algo visible? ¿Será que necesitamos una multitud de personas, porque eso visible nos alienta? O, por último, necesitamos de un buen líder, y decimos "Este hombre sí que tiene revelación, este hombre sí que tiene claridad; yo voy a estar con este hombre, porque este hombre sí". Pero, ¿no será que tú estás caminando por la revelación que ese hombre tiene, sin que esa revelación haya entrado dentro de tu corazón? 

¿Será que algún cristiano, algún creyente, alguien que escucha ahora esta palabra, está necesitando siempre de cosas externas y la fe nunca ha penetrado realmente al interior de su corazón y todavía nos movemos en el terreno de lo visible y lo palpable? Es decir que, si no hay milagros, no voy. Es decir que, si no hay respuestas, yo no voy. Es decir que, si no hay prosperidad y las cosas no se dan como yo quiero que se den, entonces me voy. Y ando errante buscando de qué cosa externa aferrarme. ¡El Señor nos libre de eso! ¡El Señor libre a los cristianos de esto! ¡El Señor libre a todos los hombres de esto! 

"Quédate con nosotros..." Es como si dijeran: "Si tú te vas, si tú sigues de largo, vamos a volver a estar tristes. Escucharte a ti nos hace bien, quédate con nosotros. Si te vas, vamos a volver a estar tan tristes. Es lindo lo que tú dices, pero si tú desapareces de aquí vamos a volver a quedar solos". ¡Lo obligaron a quedarse! 

Los ojos son abiertos 

Hermanos, otra escena. "Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio". ¡Miren lo que hay aquí! Hay una mesa, hay un pan, hay una bendición. ¡Hay un pan que se parte y que se da! ¡Bendito sea el nombre del Señor! Si hasta ese momento los ojos de ellos estaban velados ... Miremos por un momento la mesa, el Señor sentado a la mesa, está el pan, está su oración, están los ojos puestos, fijos en la persona del Señor que hace eso, y ahora cambiemos la mirada. Miremos a Cleofás ahora, miremos a los dos discípulos. Parece que los ojos se empiezan a iluminar, empieza a cambiar algo. La tristeza se va, es como que hay un destello. ¡Ay! Lo que viene a continuación sería abalanzarse sobre el Señor. "¡Eres tú, Señor, estás vivo!". Es como para tirarse encima, abrazarse, besarlo, adorarlo a sus pies. "¡Era él y no nos damos cuenta que andaba con nosotros!". En ese momento ocurre algo sobrenatural, más allá de la naturaleza humana, más allá de la carne y de la sangre: ¡el Señor se desaparece de su vista! 

El Señor desaparece de su vista en ese momento. Sin embargo, desapareció el Señor, pero no desapareció el gozo en el corazón de los discípulos, porque inmediatamente se decían el uno al otro... No, "Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron". ¡Aleluya! ¡Les fueron abiertos los ojos y le reconocieron! ¡Bendito sea el Señor nuestro Dios, porque él abre nuestros ojos para que veamos al Cristo glorioso! En ese momento, hermanos, en ese momento, los discípulos cambiaron de plano. En ese momento, los discípulos pasaron en su corazón del Antiguo Pacto al Nuevo Pacto. En ese momento, ese es el instante dramático en que, en un momento, como en un abrir de ojos... Antes estaban en el terreno de lo visible, de lo palpable; ahora pasaron al terreno de lo invisible, al terreno de la fe, al terreno de lo celestial. ¡Bendita experiencia de los discípulos! 

Hermanos, esto es un hecho de Dios, es un hecho de la persona de nuestro Señor Jesucristo. Él quiso que esto quedara escrito para nosotros, para que todos nosotros lo sepamos hoy, y sepamos que así deben ser las cosas, así debe ser la experiencia de cada uno de los que aquí estamos. Todos tenemos que salir de una vez por todas del terreno de lo visible y de lo palpable, para entrar en el terreno de la fe verdadera, donde no necesitamos ver con los ojos, sino necesitamos creer con el corazón. 

"Entonces, los ojos les fueron abiertos, y le reconocieron". Él desapareció de su vista. Pero no importa que haya desaparecido, ¡no importa!: "Se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?". Otra versión dice: "¡Como ardía nuestro corazón! ¡Cómo nos hablaba en el camino! ¡Cómo nos abría las Escrituras!". Desde ese momento, hermanos, comienza a arder el corazón de ellos. Qué contraste: cuando empezaron a alejarse de Jerusalén camino a Emaús, ellos iban tristes, iban en sus propias fuerzas. Iban tristes porque se les había desaparecido el Señor, habían dejado de verlo con los ojos físicos, y entonces estaban extremadamente tristes. Pero ahora, en este otro versículo 31 su corazón está ardiendo. Dejaron de ver y palpar y ahora comenzaron a creer de verdad. Su corazón empieza a arder. 

Trasladados al plano de la fe 

Amado hermano, ¿en qué plano te mueves tú? ¿En qué plano nos estamos realmente moviendo? ¿Qué pasaría...? Aquí me acuerdo de Habacuc, un profeta. ¡Ay, Señor, qué palabra es ésa! Habacuc, que es el profeta que habla de la fe. Habacuc es el que dice en el Antiguo Testamento: "El justo por su fe vivirá" (Hab. 2:4). Al final del libro de Habacuc, leo unas palabras: 

"Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar" (Hab. 3:17-19). 

¡Gloria al nombre del Señor! Hermanos, pase lo que pase, nosotros seguiremos al Señor. Aunque no haya vacas en los corrales, aunque no haya mantenimiento, aunque no haya nada visible de qué tomarse, ¡el Señor sigue siendo real! ¡Aleluya! 

¿Qué pasaría, hermanos, si la situación política de nuestro país sufriera una drástica transformación? Y nosotros creemos que a medida que los años pasan, aunque no haya una transformación política en el país, sí la habrá en el mundo entero (con esto de la globalización, donde se espera el advenimiento del Anticristo). Bien puede llegar el día en que nos cierren los locales, bien puede llegar el día en que se nos prohíba reunirnos. ¿Se derrumbará con eso tu fe? Hermano, si no encuentras un predicador que te anime cada domingo, ¿se enfriará tu corazón? ¿Necesitaremos estar siempre viendo algo, asociándonos con alguien, necesitaremos la fe de otros, una fe prestada, siempre? 

Es tiempo que seamos trasladados. Hermanos, esto ya ocurrió el día que el Señor Jesús resucitó de entre los muertos. Cuando él resucitó, nos sacó del plano de lo visible y palpable, para venir a la fe preciosa del Hijo de Dios. ¡Gloria al Señor! Los discípulos no se lamentaron de que el Señor haya desaparecido. No, porque entendieron perfectamente que, de ahí en adelante, se tenían que acostumbrar a esta nueva realidad: ¡Aunque no lo veamos con los ojos físicos, él camina a nuestro lado! ¡Aunque mis ojos no lo vean, él siempre está con nosotros! ¡Él entró para quedarse! ¡Amén! Ellos le dijeron: "Señor, quédate, que se hace tarde". Y el Señor entró y se quedó con ellos. Yo puedo decir que un día, ¡Aleluya!, el Señor entró en mi corazón y se quedó conmigo para siempre! ¡Bendito sea su nombre! ¡Aleluya, gloria al Señor! ¡Gloria al Señor! 
  

 
 

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Compartiendo bendiciones

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