Me ha sorprendido como los teólogos católicos y predicadores protestantes justifican las grandes cantidades de riquezas que guardan las iglesias en los bancos, y de los grandes tesoros que tienen.

Dan explicaciones creyendo que hoy los creyentes están viviendo en la Edad Media o no tienen la capacidad para leer y entender lo que las Sagradas Escrituras nos dicen sobre las riquezas, la prosperidad y los ricos.

La Palabra de Dios es firme, categárica, ni deja opciones ni ventanas abiertas a otra respuesta. Cristo fue contundente con el joven rico.

Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.

Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codiias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición.

1Timoteo 6:8-9

Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 1Timoteo 6:10

Estos versículos nos dicen cuan peligrosa es esta doctrina de la prosperidad. Ambicionar poseer bienes y riquezas trae consigo los frutos de la carne y nos apartan de los frutos del espíritu, volvemos a las mismas cosas del viejo hombre, el deseo de tener cosas, lujos, prendas, artículos caros, placeres, en fin, nos dice Timoteo que el amor a el dinero nos puede llevar a la destrucción y perdición.

La "prosperidad " que debemos buiscar es en las cosas del cielo, Cristo, en una ocasión viendo que Satanás usaba a Pedro para que tuviera compasión de él, le dijo: Apártate de mí Satanás, porque tú no pones la mirada en las cosas del cielo sino en las cosas de los hombres"

El propurso de la ambición de las riqueza es el diablo no Dios.

Cristo dijo firmemente:

Ninguno puede servir a dos señores; porquwe o aborrecerá al uno, y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

S.Mateo 6:24

Jaime