Lo tenia en su sangre,
y lo manifestaba en su ser,
cada dia era la oportunidad para demostrarlo
y aunque no se esforzaba para ello,
siempre lo lograba.

Tenia en sus manos
el poder del amor
y lo hizo presente
en cada instante,
para dejar en sus huellas,
manantiales de ternura
que hacian nacer jardines,
florecer sonrisas
y acariciar a la luz del dia.

En sus tiernas manos,
tan de ella
tan de seda,
coleccionaba besos
para mis mejillas.

Yo, sin embargo,
la observaba
y le escribia poemas,
no le enviaba flores
para no cortarlas,
la llevaba al jardin
para observarlas.

Ella contaba historias
yo la escuchaba;
ella portaba una mina de amor
y yo el minero de su corazon.

Ella lo tenia en su sangre
y lo manifestaba en su ser.