Recuerdo cuando recibí el llamado de Dios en oración, mi cuerpo empezó a temblar porque sabía que lo que escuche ciertamente era una bendición y un privilegio pero que junto con ello venían sin duda momentos que requieren carácter y fortaleza de espíritu. Al Día siguiente los primeros en saberlo fueron mis padres en la camioneta después de venir del templo, sabia que si era de Dios sería aprobado por ellos, hoy reconozco que mientras les contaba el testimonio volvía el temor reverente a invadir mi ser. Después de algunos días concerté un cita con mi Pastor, no para decirle que había decidido estudiar el ministerio sino mas bien para que me diera su consejo y orientación, mientras relataba lo acontecido lagrimas brotaban n y se derramaban, yo sabia que si esto era de Dios, su siervo sería guiado en el mismo Espíritu, hacia años que empezaba a predicar como laico y me motivaban diferentes hermanos a buscar una formación ministerial, yo me aferraba a comentar que el llamado lo daba Dios y no el hombre y aunque fuera mi anhelo, no deseaba moverme por mi impulso humano, tan errado estaba, tan ignorante era, que mi Pastor termino diciéndome, que detrás de esos consejos estaba el llamado de Dios, mi corazón empezaba a estremecerse y mayor aún cuando me dice que Dios ya se lo había revelado y solo me estaba esperando, nunca me acerque a su oficina para salir de la misma y escribirme a un instituto ministerial, al contrario ahora lo que deseaba era primero terminar mi carrera profesional para después ingresar a un instituto, esas fueron las palabras con las que mas batalle para pronunciar, no sabia si me regañaría o me apoyaría, soy de los que piensa que la profesión no esta peleada con el llamado y también allí encontré el respaldo y aprobación, pero no termina la cosa allí. El consejo y orientación que buscaba de mi Pastor era porque las palabras que escuche de parte de Dios me dejaron un tanto extrañado. Palabras como “Te estoy llamando al ministerio” “te estoy llamando al ministerio” taladraron mi mente. Y Un Predicador Brasileño que solo lo recuerdo con el nombre de Charleston y que también aparte de predicador era profeta de Dios me apuntó y me señalo desde el púlpito, yo como siempre de testarudo me hacia el despistado, y hacia creer que no entendía su portugués, desde arriba hacia señas [que por las señas descritas le estaba dando a entender al interprete que el señalaba al muchacho de corbata] me miraba y su dedo me seguía señalando, aproximadamente 1400 ojos se ubicaron en mi persona, solo recuerdo que mi corazón hacia [tucu- tucu] y mis piernas las sentía flojas, hasta que un hermano del lado contiguo de la banca me tocó el hombro y me dijo-

“Es a usted al que le hablan hermano, le están hablando” No supe como llegue hasta el frente del santuario, solo recuerdo que el profeta me dijo- <>

Lo ultimo que hice en ese momento fue mirar a mi Pastor y desde allí recuerdo que Dios cumple su palabra y se revela al hombre que Él llama.

Recuerda que somos jóvenes como Timoteo que necesitamos dirección, consejo y orientación de los siervos.

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¿Donde es que el líder y los siervos encuentran fortaleza personal para seguir llevando la proclamación de la palabra.?

Existen muchas alternativas para un JOVEN que experimenta dolor y sufrimiento; pero busco nos detengamos en la alternativa que nos ofrece el APÓSTOL Pablo.

2da Timoteo 4.18

Observemos como terminan sus palabras.

¡A Él sea la Gloria, por los siglos de los siglos.!

Cuantas luchas, pruebas y dificultades deseaban hacer sombra y cubrir aquella gloriosa alabanza, aquella gloriosa adoración.

Míralo por un momento. Allí se encuentra ese anciano, sin fuerzas, golpeado mas que por golpes físicos por el golpe del encierro que no le permite rescatar almas gentiles, el no estar ejerciendo el ministerio al que somos llamados es lo mas doloroso.

No encontramos queja alguna, no había lugar para pensamiento pesimistas, era un anciano que practicaba lo que predicaba, aquel consejo a los Filipenses lo apropio en el momento adecuado.

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Por nada estén afanosos sino sean conocidas todas sus peticiones, delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendieron, recibieron, oyeron y vieron en mi, esto hagan y el Dios de Paz estará con ustedes.

¡Que corazón! ¡Que vida!

Palabras como-

Sean imitadores de mí como yo lo soy de Cristo, cobran y tienen sentido, son palabras que no están fuera de lugar.

MIREMOS AHORA AL PADRE DE LA FE ABRAHAM- Que mientras miraba el monte de lejos donde sacrificaría a su único hijo, con todo su corazón desgarrado, él recogía la leña para el holocausto, quizá con lagrimas sobre su mejilla que no secaban, miraba el cuerpecito de su amado hijo, aquel por el cual había orado una vida entera, ahora Dios se lo demandaba, con todo ello, se atreve a declararle a sus siervos: Ustedes esperen aquí, yo y mi hijo iremos y ADORAREMOS A JEHOVÁ.

Encontramos también en el patriarca Job otro ejemplo digno de mención

Un momento de prueba, le arrebato a sus hijos, su ganado, su casa, sus bienes, fue azotado por una sarna maligna, no fue un golpe cualquiera.

? Sus bueyes y asnas son robados y sus criados muertos a espada por los Sabeos. ? Fuego de Dios cae del cielo quemando a las ovejas y a los pastores. ? Sus camellos son robados y sus criados muertos a espada por los Caldeos. ? Un viento recio arremete sobre la casa y es derribada matando a sus hijos.

Ante todo el dolor y sufrimiento postrándose en tierra declara las siguientes palabras:

“Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. Jehová dio, Jehová quito, sea el nombre de Jehová bendito”

·ES MOMENTO Timoteo QUE Nos olvidemos de nuestra condición, vamos adorarle, solo adorarle.

No es tiempo de mirar los sufrimientos que nos causa el calabozo del mundo, levantémonos en medio del valle de sombra y de muerte y declaremos como Nahúm –

“Jehová es un Dios bueno, fortaleza en el día de la angustia y conoce a los que en Él confían”

• Miremos cuanta edificación para la Iglesia se hubiese perdido si el Siervo Pablo en medio de la adversidad no aconsejara, a Timoteo.

• Miremos cuanta enseñanza se hubiese quedado en su corazón y no la externara en el momento de prueba.

• No podemos enterrar nuestra alabanza y adoración por el sufrimiento.

Quizá suene crudo lo siguiente- Pero:

¡Que hermoso es escuchar a siervos y siervas en agonía levantando alabanza y adoración junto con la familia al Dios altísimo.!

“Es que cuando somos sumergidos en adoración, nuestra condición es llevada a un plano secundario, todas nuestras cargas y nuestros problemas se disipan; estamos en el lugar santísimo, todo nuestro ser es tomado por Él, no hay mas suplicas, ya no mas rogativas, ya no mas peticiones solo alabanza, solo gratitud, reconocimiento.”