¿DONDE ESTA SU CORAZON?



En una sociedad cada vez más materialista, todos luchamos por obtener
los recursos económicos necesarios para seguir adelante, situación que
se está volviendo más difícil debido a la crisis económica en la que
se está viendo envuelto el mundo entero. Esta crisis se intensifica
en los llamados países en vías de desarrollo o los conocidos como
tercermundistas.

Aún con todo esto, las oportunidades de un empleo y una superación
económica, son mayores para aquellos que poseen una carrera
universitaria y más aún para aquellos que han logrado una maestría o
un doctorado en determinada especialidad. Este tipo de personas
“profesionales” pueden aspirar a una situación económica al menos un
poco mejor que el resto de la población.

Pero la situación que es común a “profesionales” y el resto de la
población es que muchos de los esfuerzos que se hacen, no producen los
frutos deseados, y esto nos lleva a todos a sentirnos frustrados y
hasta fracasados.

Sin embargo, esa frustración puede desaparecer cuando conocemos el
evangelio, es hasta que hacemos a CRISTO el Rey de nuestras vidas que
nos damos cuenta que no todo lo que se representa en términos
económicos es sinónimo de éxito y felicidad. Sólo hasta que
reconozcamos a CRISTO como nuestra herencia, como el tesoro de nuestra
vida es que podremos comprender cual es la verdadera riqueza y
podremos apreciar las bendiciones que de DIOS recibimos, no en vano
dice la Palabra: «…donde esté tu tesoro, allí estará también tu
corazón.» (Mateo 6:21). Todo lo demás pierde su valor si no podemos
tener la paz y el amor de DIOS.

«…dijo: "¡No vivan siempre deseando tener más y más! No por ser dueños
de muchas cosas se vive una vida larga y feliz".» (Lucas 12:15)

* * *

PADRE TODOPODEROSO, gracias porque tu eres el único dador de vida, tu
eres el DIOS TODOSUFICIENTE, ayúdame a reconocerte y confesarte como
mi herencia y a buscar cada día de tu presencia, y cederte el trono de
mi corazón. Lo pido en el nombre de JESUCRISTO. Amén.

* * *

Porque de ÉL, y por ÉL, y para ÉL, son todas las cosas. A DIOS sea
toda Gloria, Honra y Honor, por los siglos de los siglos. ¡Amén!