No hemos de permitir que las influencias negativas y pecaminosas que contaminan el ambiente, nos seduzcan y “hagan nido” en nuestro interior. Es necesario sacarlas cuanto antes. ¡Cuidémonos!

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Necesitamos velar por nuestra salud espiritual.

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Dios nos ha colocado en un lugar de privilegio para que llevemos a cabo la tarea específica que nos ha encomendado; pero es imposible desarrollarla a plenitud, si toleramos estorbos que se arraiguen en nuestro interior.

Por eso es necesario,  que con la ayuda del Espíritu Santo descubramos lo que nos está afectando espiritualmente en proyectar la LUZ de Cristo con toda su potencia.

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¿Qué o quién te contamina?

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Si no te has percatado, es necesario que lo averigües de inmediato, y lo deseches de ti. Esa es la razón por la que muchos no disfrutan una vida cristiana plena y por la que no ven los frutos en la labor encomendada.

He aquí la exhortación para hoy, de parte del Señor:

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?  ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré.

2 corintios 6:14-17