Abre tu boca, y yo la llenaré
¡Qué estímulo para la oración! Nuestras nociones humanas nos inducirían a pedir cosas pequeñas, porque nuestros méritos son pequeños. La oración debería ser una cosa tan sencilla como abrir la boca; una expresión natural y espontánea.
Cuando una persona es fervorosa, ensancha su boca; y este versículo nos enseña a ser fervientes en nuestras oraciones.
Mas también significa que podemos tener confianza en Dios y pedir que sus manos derramen grandes bendiciones sobre nosotros.
Lee todo el versículo y comprenderás la razón: «Yo soy Jehová tu Dios que te hice subir de la tierra de Egipto; Abre tu boca, y yo la llenaré». Puesto que el Señor nos ha dado tanto, nos invita a pedir más y a esperar más todavía. Observad cómo los pajarillos en sus nidos abren su pico cuando la madre viene a alimentarlos. Hagamos nosotros lo mismo, para que recibamos la gracia por todas las puertas de nuestra alma, a la manera que la esponja absorbe el agua en que está metida. Dios está dispuesto a llenarnos, siempre que nosotros lo estemos para ser henchidos.
Que nuestras necesidades nos hagan abrir la boca: nuestra flaqueza para suspirar con ansia; nuestras alarmas para gritar como un niño.
La boca abierta será llena por el mismo Señor. Que así sea con nosotros desde el día de hoy.
Con Cariño Carolitta
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